PENSAR MALVINAS

Segunda Edicion

Prólogo

“Pensar Malvinas” es un acto que busca recuperar las historias de aquellas personas que fueron protagonistas directos de la guerra de 1982. Este libro es un homenaje a los veteranos de la guerra de Malvinas, aquellos hombres y mujeres que, con valor y sacrificio, defendieron con honor la soberanía de su patria. Sus historias, a menudo relegadas a un segundo plano en la narrativa histórica, merecen ser contadas con la dignidad y el respeto que se les debe. A través de sus testimonios, nos adentraremos en las trincheras de la guerra, experimentaremos el frío implacable de las islas y escucharemos el eco de los combates que resonaron en sus corazones. Sus relatos no solo se refieren a las dificultades y horrores del conflicto, sino también de la camaradería, el espíritu de resistencia y la esperanza que surgieron en medio de la adversidad.

Participaron en la producción de este libro alumnos de distintos cursos de la Unidad Educativa N° 8093, Colegio San Cayetano con la colaboración de los Veteranos residentes en Vaqueros, La Caldera y de otros puntos de la provincia de Salta tales como los señores Eleuterio Velázquez, Néstor Amarilla, Eduardo Cal, Jorge Alberto Mc Intyre, Dante Marcelo Chocobar, Walter Milagro Díaz, Humberto Chasampi, Pedro Gutiérrez, Miguel Ángel Mamaní, Oscar Segovia, Sergio Ferro y Florencio Laxi.

También se contó con la participación de la Lic. en Psicología Adelaida Neira, quien había realizado su tesis a partir de un trabajo con los Veteranos, lo que posibilitó que en esta oportunidad facilitara información sobre los sucesos acontecidos. Además, se incluye el aporte de una ex alumna de la institución, Micaela Vaca, campeona de las Olimpiadas Nacionales de Historia en la edición 2023.

Este texto es el resultado de un largo trabajo iniciado en abril de este año que tuvo su origen a través de entrevistas, investigaciones, escritura, lecturas y relecturas guiadas por los profesores Claudia Salim, Florencia Doyle, Gustavo Gramajo y Daniel López. Es la primera edición de muchas otras que esperamos sea del agrado de los lectores, tanto como lo fue para los escritores: alumnos que se animaron a realizar una aproximación a un tema muy sensible para los argentinos y que además se enriquecieron a partir del contacto directo con los verdaderos protagonistas de la gesta de Malvinas. Se trata entonces de comprender los efectos de la guerra, sus causas y consecuencias desde una perspectiva más humana, que presta mucha atención en las historias personales de cada involucrado.

“Pensar Malvinas” es un sencillo homenaje a quienes acudieron al llamado de la patria en defensa de su soberanía y en esta su primera edición por cuestiones de espacio no se pudo incluir otras historias, otros testimonios, los cuales seguramente serán publicados en trabajos posteriores. La escritura como compromiso por parte de alumnos y docentes surge en el afán de colaborar en el proceso de malvinizar permanentemente a una sociedad que optó por la indiferencia hacia nuestros héroes. Durante mucho tiempo las historias de nuestros Veteranos y Caídos estuvieron guardadas en el olvido en un claro ejemplo de las prácticas de desmalvinización que buscaba ocultar las causas y efectos de la derrota militar consumada el 14 de junio de 1982. Afortunadamente en los últimos años esto se está revirtiendo a partir del esfuerzo de los mismos Veteranos y las organizaciones que los nuclean. Por ello esta iniciativa busca ser una herramienta de reflexión porque la guerra de Malvinas no solo afectó a los soldados en el campo de batalla, sino que también dejó profundas cicatrices en sus vidas y en la sociedad argentina. Es un recordatorio de la necesidad de valorar la paz y trabajar por la reconciliación y el entendimiento entre las naciones.

Agradecemos profundamente a los veteranos que, con gran valentía, han compartido sus vivencias para que podamos conocer la verdad desde sus propias voces. Su legado es un faro que ilumina nuestro camino, recordándonos el costo de la guerra y la importancia de preservar la memoria histórica.

Que estas páginas sirvan como un tributo a todos los que lucharon y a los que nunca regresaron, y que sus historias permanezcan en nuestro recuerdo como testimonio eterno de su sacrificio y entrega.

Con gratitud y respeto.

Introducción

El presente trabajo histórico-educativo surgió ante la necesidad de visibilizar las experiencias de los excombatientes de la Guerra de Malvinas y de responder a los interrogantes que llevan a una sociedad a considerar y reafirmar constantemente los valores de ciudadanía. Este análisis se realizó en el contexto del 42º aniversario de aquel heroico acontecimiento.

Las inquietudes que impulsaron la realización de este trabajo surgieron en las áreas de Historia y de Lengua y Literatura. A partir de un esfuerzo conjunto y coordinado, se recopilaron datos proporcionados por los sobrevivientes de Malvinas, lo que permitió agrupar la información de manera rigurosa, con el objetivo primordial de dar voz a los excombatientes, quienes narraron en primera persona sus vivencias durante el conflicto. Esto permitió abordar experiencias de vida que dejaron profundas huellas y que aún esperan un reconocimiento social.

Asimismo, se espera que el trabajo realizado pueda ser utilizado en el futuro dentro del aula, favoreciendo el proceso de enseñanza-aprendizaje de los alumnos. Para su desarrollo, se convocó a los estudiantes de la institución educativa, quienes se convirtieron en la base de este proyecto, al tener la oportunidad de conocer, interactuar y reflejar en distintos escritos la información obtenida a través de la ardua y comprometida tarea de entrevistar.

Es importante destacar que esta propuesta es una iniciativa educativa emprendida por docentes y alumnos de la Unidad Educativa “San Cayetano” N.º 8093, perteneciente a la Congregación Hijos de la Inmaculada Concepción. Bajo la protección del Beato Monti, esta comunidad educativa se compromete diariamente con la formación integral de los jóvenes. Así, se consolidó el compromiso de todos sus integrantes para dar a conocer, en primera persona, la historia de los sobrevivientes de Malvinas.

Hablar de Malvinas para el sentimiento nacional nos remite a un pasado histórico común que se remonta a la época colonial, cuando las islas y sus espacios circundantes formaban parte de los dominios ibéricos, bajo la jurisdicción del Rey de España y, en un principio, del Virreinato del Perú. Desde el siglo XVIII, la administración rioplatense, mediante la formación jurisdiccional del Virreinato del Río de la Plata, ejerció control sobre las islas. Esta administración fue modificada a inicios del siglo XIX con el proceso revolucionario de 1810 en Buenos Aires, que fue el puntapié para la formación del futuro Estado Nacional Argentino. En este contexto, las islas estuvieron bajo la administración política de distintos gobiernos porteños hasta 1833, cuando fueron invadidas por fuerzas militares británicas, que adujeron derechos sobre los territorios marítimos adyacentes al continente, despojando y expulsando a las autoridades locales.

Durante décadas, se ha cuestionado la legitimidad de esta ocupación, considerando la falta de justificación. El Estado argentino ha obtenido apoyo internacional ante su reclamo histórico por los territorios ocupados. A lo largo de los años, distintos gobiernos argentinos han reafirmado la soberanía sobre las Islas del Atlántico Sur mediante concesiones de tierras y legislación sobre recursos pesqueros, tema central en la disputa territorial. Aunque se han presentado numerosas protestas ante el Reino Unido y organismos internacionales, como la ONU, las gestiones no han logrado resolver el conflicto.

En 2015, al conmemorarse los 50 años de la Resolución 2065 de la ONU, que instaba a una solución pacífica mediante negociaciones bilaterales, se destacó la importancia de este llamado, que nunca fue atendido por el Reino Unido. En un fragmento del documento emitido por el gobierno nacional en esa ocasión, se menciona: “El 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó, por abrumadora mayoría y sin ningún voto negativo, la Resolución 2065 (XX), en la cual reconoció formal y expresamente la existencia de la disputa de soberanía entre la República Argentina y el Reino Unido sobre la cuestión de las Islas Malvinas, e instó a estas dos únicas partes a encontrar una solución pacífica, a la mayor brevedad, a través de negociaciones bilaterales y teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las Islas.”

Este llamado a la negociación no fue cumplido por la parte ocupante del archipiélago y fue desatendido cuando el gobierno militar argentino decidió tomar el control de las islas por la fuerza en 1982, interrumpiendo años de diplomacia. Este momento, pese a la cercanía lograda a través de la diplomacia, fue truncado por intereses y ambiciones de poder de un grupo de hombres.

Finalmente, el interés que motiva a los participantes de esta propuesta es revalorizar y rendir homenaje a estos hombres que, en diversas ocasiones, han sido silenciados por la historia nacional. Este trabajo busca destacar su valiosa contribución y honrar a aquellos 649 argentinos que quedaron custodiando esa parte del territorio de nuestra Nación Argentina.

Prof. Gustavo Gramajo

Capítulo I

“Lo primero que se pierde es la verdad”

Alberto Jorge Mac Intyre, nacido el 6 de noviembre de 1949 en Castelar, Buenos Aires, es piloto e instructor de vuelo desde muy joven. Un hombre sencillo y entregado tanto a su vocación como a su país, que ama profundamente, como así también a su familia y amigos. Realizó sus estudios primarios de forma particular y cursó la secundaria en dos etapas: primero el ciclo básico en una escuela técnica y luego finalizando el orientado en un bachillerato.

Después de finalizar la secundaria, comenzó su especialización como piloto. Para 1980, era instructor de vuelo en la escuela Aerokern en Don Torcuato y casi al mismo tiempo ingresó como piloto en Dahm Automotores, empresa del holding El Detalle, posiblemente la carrocera de colectivos más grande de Sudamérica en ese entonces. La empresa acababa de adquirir un avión ejecutivo Learjet 35A, el mejor de su tipo en Argentina, cuestión que lo llevó a ser reclutado por la Fuerza Aérea Argentina en 1982, para servir durante el conflicto del Atlántico Sur, conocido como la Guerra de Malvinas, una experiencia que lo marcaría para siempre. Sus vivencias en el conflicto, fueron de cincuenta días que se sintieron eternos. Todo comenzó el 28 de abril en Morón, Buenos Aires, con el Plan de Operaciones 2/82, denominado “Mantenimiento de la Soberanía”. Desde esa fecha, cada misión era una lucha por la supervivencia. Recuerda que en Capital Federal y los suburbios de Buenos Aires prácticamente no se sintieron los efectos de la recuperación de Malvinas y de la guerra iniciada el 2 de abril, pero en Bahía Blanca, primer destino de Jorge, su compañero Arnoldo López y el Learjet 35A (matrícula LV-ONN y nombre clave “Rótulo”), la gente de Defensa Civil realizaba ejercicios de oscurecimiento para prepararse ante posibles ataques. La historia de esos cincuenta días comenzó tras la incautación de aeronaves privadas para utilizarlas en la guerra

 La Fuerza Aérea Argentina desempeñó un papel crucial en el conflicto. Los aviones argentinos enfrentaron desafíos significativos,

incluidas las grandes distancias a recorrer, las, avanzadas defensas británicas y la limitación de recursos. En la VII Brigada Aérea, los pilotos civiles, ex miembros de la Fuerza Aérea, y miembros de las fuerzas de seguridad recibieron insignias correspondientes para partir luego a las unidades de despliegue de la Fuerza Aérea Sur, otorgándoles antes el grado militar que necesitaban para operar las naves.

La Fuerza Aérea tenía una estructura organizativa formal con unidades aéreas, escuadrones y bases que operaban bajo comandos y directivas claras, siguiendo regulaciones y directivas operativas establecidas por los comandantes de sus unidades y el Estado Mayor de las Fuerzas Armadas. Todo esto incluía la planificación y ejecución de misiones aéreas específicas. Jorge formaba parte del Escuadrón Fénix, un grupo integrado en la mayoría de los casos por personal de origen civil y ex miembros de la Fuerza Aéra que habían sido convocados.

Este grupo había sido creado por el ex Fuerza Aérea, Jorge Páez Allende en conjunto con integrantes del Comando Mayor de la Fuerza Aérea en 1978 cuando nuestro país estuvo a la nada de ir a una guerra con Chile, y que se detuvo por la atinada intervención del Papa Juan Pablo II. Podría decirse que Allende fue uno de los responsables que se pudieran volar naves civiles en Malvinas porque, nuevamente junto al Comando Mayor de la Fuerza Aérea deciden convocar a aviones civiles y sus tripulantes para formar el Escuadrón Fénix junto al personal de la Base con asiento en Paraná de la Fuerza Aérea, quienes contaban  con cuatro aviones Learjet 35A del Grupo Aerofotográfico allí basado, además de otro Learjet 35A y un avión Guaraní II perteneciente al grupo de verificado con asiento en la Base Aérea de Morón

El Escuadrón Fénix tenía misiones arriesgadas e importantes para el desarrollo de la guerra puesto que se encargaba de la exploración (mediante vuelos que partían desde el continente), el patrullaje, la toma de fotografías aéreas del espacio marítimo y la retransmisión de comunicaciones, elemento clave para las tareas de la aviación, que le permitía llevar adelante sus ataques sobre la flota de mar inglesa. Este escuadrón era estratégico también para las tareas de distracción, engaño y el acompañamiento de aviones militares, tareas que le permitía a la aviación argentina sus incursiones sobre los barcos ingleses. Con su capacidad hacía del engaño un arma muy capaz para dañar a los invasores.

Fueron muchas las misiones de este tipo llevadas adelante por pilotos que antes de la guerra muy poco sabían de la vida militar pero que supieron suplir esto gracias a su arrojo y valentía. Esto si tenemos en cuenta que tripulaban aviones de origen civil, sin los armamentos defensivos. Fénix en sus arriesgadas misiones tenía en su contra la tecnología inglesa, el aporte de la Inteligencia de Estados Unidos y los datos que Chile aportaba a los ingleses con respecto a los despegues de aeronaves desde el continente. Las tácticas de “diversión” que tenía el Escuadrón consistía en volar en formación para ser detectados por los ingleses y obligarlos en poner en el aire a los Sea Harriers, y una vez logrado el cometido la escuadrilla retornaba al continente y los aviones ingleses debían retornar a los portaaviones, quedando una ventana de tiempo que era aprovechada por los aviadores argentinos para penetrar las defensas y atacar a la flota de mar enemiga

El 28 de abril de 1982, el Ministerio de Defensa Británico estableció una Zona de Exclusión Total, Aérea y Marítima, de 200 millas náuticas alrededor de las Islas Malvinas, ante la inminencia del inicio de los ataques, exponiendo a todas las aeronaves civiles y militares al riesgo de ser derribadas. Al principio, Jorge cumplía misiones de “carrusel” entre Bahía Blanca y El Palomar para identificar posibles naves enemigas en aguas argentinas, pero esas misiones las realizó en los primeros días de ser incorporado al grupo.

Recuerda que el 1 de mayo, día del bautismo de fuego de la Fuerza Aérea, realizó un vuelo de patrullaje de tres horas en el que detectó varios petroleros navegando hacia el sur. Recuerda que todos los intentos de comunicación con la base, en HF, en más de veinte frecuencias distintas habían sido intervenidas o interferidas. Por la tarde, se trasladó a Comodoro Rivadavia, donde permaneció hasta el final del conflicto, volando con un plan de vuelo “Cirrus”, en el que debía mantener escucha y silencio total en las comunicaciones, salvo en caso de emergencia.

Mientras volaba sobre el mar hacia el sur, escuchó por la radio de su aeronave una comunicación donde se decía “salimos tres, volvimos dos, dos eyecciones” en alusión al derribo de uno de tres aviones Camberras cuyos dos tripulantes se habían eyectado, esta comunicación pasó a ser parte importante de su memoria, puesto que a partir de esa fecha comprendió la magnitud de los hechos de los que estaba siendo protagonista.

Ese mismo día y en el mismo vuelo comprendió la razón de su tarea al encontrarse con buques a los que tuvo que acercarse volando a muy pocos metros del agua para poder identificarlos. Una de las misiones que más recuerda Jorge ocurrió el 7 de junio de 1982, misión de exploración iniciada des Comodoro Rivadavia por aviones tipo Learjets 35 ante un informe de inteligencia sobre el ingreso de buques ingleses por el Estrecho de San Carlos. En esta misión el Escuadrón pierde a una de sus naves, identificada con la matrícula TANGO 24 (T24), la cual estaba volando a una altura de 45000 pies junto a otra nave de origen civil en formación, momento en que fue alcanzada por un misil despedido desde la fragata inglesa Exeter. En ese vuelo fallecieron el Vicecomodoro Rodolfo de La Colina y su tripulación, comprendida por el Mayor José Falconier, el Capitán Pedro Lotufo, el ayudante Francisco Luna y el auxiliar Guido Marizza. Ellos no lo sabían en ese momento, pero volando a más de 10000 pies, a menos de 60000 pies y a menos de 60 millas náuticas, tenían un 80 por ciento de alcanzados por un misil enemigo sea dart.

Durante las entrevistas para este trabajo, Jorge expresó su deseo de rendir homenaje y hacer un reconocimiento al personal de la Fuerza Aérea Argentina, un homenaje y reconocimiento por demás merecido a partir del valor demostrado por sus integrantes, pues aun sabiendo de que no estaban en las mismas condiciones técnicas que el enemigo, aquellos pilotos jamás dudaron en atacar a la flota inglesa hasta el último momento, “personas super preparadas en su profesión y que a esa preparación le agregaron coraje” dice con nostalgia. Jorge afirma que muchos eran conscientes de que en cada misión   existía el riesgo de no volver, pero jamás se negaron a cumplir una de ellas. Jorge fue testigo y protagonista de esa gesta que no solo consistía en volar a pocos metros sobre el mar, sino que incluía otras maniobras arriesgadas para minimizar la capacidad de defensa del enemigo y sostiene que “los verdaderos héroes son los que allá quedaron”, como los pilotos cazadores o aquellos que piloteaban  Pucarás, aviones con muchas carencias, lentos y sin instrumentos de navegación, y por lo cual debían ser guiados hasta las Islas para cumplir sus misiones, pero que estaban muy expuestos a ser derribado. Cuando eso ocurría, estas pérdidas eran muy difíciles de asumir y tocaban muy de cerca los integrantes de la fuerza, puesto que por su tamaño era fácil que se conocieran entre sí.

Deberíamos preguntarnos el por qué nuestro protagonista sostiene la idea de que en la guerra lo primero que se pierde es la verdad. La primera respuesta sería  que la guerra es el arte del engaño, pues se trata de sobredimensionar las capacidades propias las propias  y minimizar las del oponente, como reconocer menos bajas de las que realmente ocurrieron, algo así como hacer sentir al oponente que “soy mucho más de lo que parezco” En este sentido la información  que se deja filtrar es la necesaria para generar la idea de que las cosas marchan bien, como por ejemplo reconocer menos cantidad de derribos propios de los que realmente sucedieron, pues, de repente, esta práctica del gato y el ratón tiene dos objetivos, por un lado engañar al enemigo y por otro no dejar caer anímicamente a la propia tropa    Las guerras se disputan en los campos de batalla y en otros ámbitos. El Escuadrón Fénix fue creado como complemento de las acciones de combate y sus misiones incluían tácticas de distracción y engaño. En ese sentido, Jorge afirma que “en la guerra se pierde la verdad” porque los conflictos no solo se combaten con armas, sino también con estrategias de información, desinformación y en otros ámbitos

Finalizada de la guerra y tras 48 horas de vuelo al servicio de la patria, Jorge volvió a la vida civil, reintegrándose a su trabajo en la misma empresa donde trabajaba antes de la guerra, antes de ser convocado, y allí trabajo los primeros cuatro años en Buenos Aires, para luego, en 1986 trasladarse a Salta, después de ser contratado por el entonces gobernador de la provincia, Don Roberto Romero para encargarse de la navegación del Learjet de la gobernación y otras aeronaves.

El destino quiso que aquí en Salta formara su familia, cuyo hijo heredó la pasión por los aviones. Con el tiempo dirigió los destinos del AERO CLUB SALTA y hoy sigue disfrutando del placer de volar. Jorge jamás pensó antes del 2 de abril de 1982 en ser protagonista de una guerra, de ellas solo había escuchado, visto o leído, pero nunca estuvo en sus cálculos ser parte de una de ellas. El destino quiso que por su especialización y experiencia de vuelo lo ubicaran en un momento histórico, pero también paradójicamente su esfuerzo y el de sus compañeros civiles y ex miembros de origen militar o de seguridad convocados, incluso los miembros de las Fuerzas Armadas participantes fueran parcialmente olvidados en los 42 años que han pasado desde el conflicto.

En este trabajo, resumimos las historias de cientos de “Jorges” de cientos de olvidados. La idea del libro es ponerle voz a la memoria de aquellas personas de las que poco o nada se sabe para que entendamos que detrás de cada hecho o proceso histórico existen personas comunes que lo construyen y sostienen incluso desde el anonimato.

Todas las vivencias en esos 50 días, generaron en Jorge una “pérdida de la capacidad de asombro momentáneo” por todo el estrés que las experiencias de la guerra generan, especialmente en los momentos previos a los vuelos, donde la realidad aviva todos los sentidos y durante los mismos se pone en juego toda la experiencia y las capacidades adquiridas con el tiempo. Su gran corazón guarda la esperanza que, como va sucediendo, el Estado, las Federaciones de Veteranos de Guerra de Malvinas y la sociedad en general tomen conciencia de que muchos veteranos, a más de 40 años del conflicto, necesitan atención médica, ayuda material para ellos y sus familiares, y la compresión de amigos y de la gente en general para mitigar las heridas que la guerra les pudo haber dejado.

Reflexiona: “La patria ha llamado a todos los que concurrimos a defenderla; algunos han tenido distinta suerte que otros. Veteranos somos los que fuimos y hoy cada uno puede contar sus vivencias. Héroes son todos los que fueron y hoy nos enseñan que el camino es la lucha hasta recuperar las islas. Mi admiración y respeto para cada uno de ellos”.

Jorge se considera afortunado, ya que cuenta que al regresas fue recibido con mucho amor y alegría por sus familiares, que lo escucharon y apoyaron en todo lo que necesitaba. Así pudo crecer como persona, así pudo llegar a la persona que es hoy en día. Jorge como todos sus compañeros no se arrepienten de sus vivencias y está orgulloso de las mismas.

Si bien admite que tuvo miedo varias veces la valentía y el amor por la patria sobrepasó estos sentimientos y lo ayudó a seguir adelante. Creemos que muchas veces los seres humanos tenemos la inclinación a romantizar las guerras, y estas por lo general son utilizadas por los gobiernos con fines políticos. Sobre la romantización de la guerra puede ser plasmada en los ejemplos de los príncipes valientes, pero esto nos hace perder de vista que detrás de cada conflicto existe la muerte, el miedo, el dolor, la angustia, el sufrimiento y el olvido.

La utilización política de las guerras es también un elemento a tener en cuanta al momento de analizarlas, la historia de la humanidad está plagada de conflictos entre naciones y pareciera que las guerras constituyen el engranaje movilizador del pasado, basta con hacer un recorrido por los libros de historia para darnos cuenta, páginas enteras con nombres de batallas y la descripción de las acciones de los llamados grandes hombres. Pero estas acciones tienen costos, y uno de ellos es la pérdida de la verdad, por ello,Jorge insiste en que “en la guerra lo primero que se pierde es la verdad”.

¡¡Gloria y Honor a los Veteranos y Caídos de la Guerra de Malvinas!!

Zoe Teyssier

La ASOCIACION CIVIL ESCUADRON FENIX VETERANOS DE GUERRA,  publica la presentación del Libro “PENSAR MALVINAS”, como Homenaje a la publicación realizada por el Colegio San Cayetano. de la localidad de Vaquero provincia de Salta.

Como dice en su Prologo esta obra literaria, – es un acto que busca recuperar las historias de aquellas personas que fueron protagonistas directos de la guerra de 1982 –  

Nuestra Asociación Civil ha decidido presentar parte de la misma, en su Capítulo I “Lo primero que se pierde es la verdad”, que compartimos, escrita por nuestro camarada, amigo y socio el Sr. Comandante VGM (ª) Alberto Jorge Mac Intyre.

  • Veterano de la Guerra de Malvinas